Dentro de la historia de la filosofía occidental, el período que abarca desde el siglo I a.C. hasta el V d.C. podría dividirse en dos grandes líneas, la primera de orientación eclétctica y la segunda que se hace cargo de las aspiraciones religiosas del Imperio.
Si bien, las divisiones a menudo resultan forzadas porque tanto el ecleticismo como la religiosidad son aspectos muy presentes a lo largo de estos siglos, podría observarse que el primero de ellos es más claro al principio mientras que hacia al final, se impone claramente el segundo.
En términos generales, la filosofía adquiere características típicamente romanas: se vuelve más práctica, orientada a la vida y a la acción. EL eclecticismo es también un rasgo romano, aunque por otra parte, el agotamiento de las disputas entre las diferentes escuelas, comienza a ponerse en evidencia. Podría decirse que el romano busca lo que une, propicia la asimilación y valora el "consentimiento universal de todos los hombres".
Eclecticismo
La Academia Platónica
A partir de Antíoco de Ascalón (68 a.C.) abandona el escepticismo puesto que afirma que es posible entoncontrar la verdad a través de la coincidencia de las opiniones de los grandes filósofos, lo cual se traduce en un evidente eclecticismo.
El Liceo Aristotélico
Además de publicar y comentar la obra de Aristóteles, asimiló las diversas doctrinas desarrolladas por el estoicismo. Los útlimos miembros de Liceo continuaron en la misma línea o fueron absorbidos por el neoplatonismo
Stoa
La escuela más influyente de Roma caracterizada por su cosmopolitismo y su doctrina del orden racional del universo, las cuales conformaban una base ideológica útil al Imperio.
Los estoicos adoptaron algunas de sus doctrinas al nuevo cotnexto: el "sabio" se convirtió no solo en un hombre sobrio y autárquico sino en alguien que no desprecia la acción ni la inbervención política.
El el estoicismo medio se destacan figuras como Panecio de Rodas, quien fuera maestro de Cicerón y Posidonio que ejerció una gran influencia en el pensamiento romano. En Posidonio apareace la orientación religiosa que se irá imponiendo lentamente: entre la Divinidad Suprema y el hombre se sitúa una jerarquía de dioses inferiroes y demonios que permiten concebir el Universo como un todo contínuo y jerarquizado.
Estoicismo romano
(Séneca, Musonio Rufo, Epíceto, Marco Aurelio)
No son autores sistemáticos ni teóricos sino moralistas prácticos que recomiendan la sobriedad, el sometimiento al destino, la benevolencia universal, la adoración y la obediencia de Dios:
"Ama a la humanidad, sigue a Dios" Marco Aurelio
Epicureísmo
Si bien debió ser bastante influyente, sus ataques a la religión oficial, a los nuevos cultos orientales y a la idea de "faltalidad universal" fue muy perseguido.
Orientación Místico Religiosa
Las inquietudes religiosas del momento son absrbidas por esta línea filosófica produciendose un resurgimento del platonismo y el pitagorismo. De esta forma, el racionalismo y el misticismo confluyen en la reflexión filosófica. El "sabio" puramente teórico e independiente frente a la sociedad y el mundo, muta hacia un "sabio" místico-contemplatitivo que acepta su dependencia (re-ligar = religión) de la Divinidad Trascendente.
Plotino (205-270)
El neoplatonismo fue fundado por Plotino, en efecto, este pensador presenta su enseñanza como un comentario a las obras de Platón, sin embargo, irá más allá de ello. Plotino, más místico que filósofo parte de la contemplación mística de Dios al que llama "Uno" y luego intentará, valiéndose del platonismo, esclarecer el éxtasis de la contemplación. "El espíritu tiene la temeridad de separase en alguna forma del Uno" Plotino.
El "Uno" es absolutamente trascendente porque se encuentra más allá del ser y de la subtancia y por lo tanto también más allá de la muerte y de la ciencia. Es además, infefable e incomprensible. Plotino inicia lo que más tarde recibiría el nombre de "teología negativa": nada puede saberse a cerca de "Uno", ni nada puede predicarse de él: ni el ser, ni el pensamiento, ni la substancia, ni la voluntad, ni la acción.
Panteísmo emanatista
Todo procede del "Uno" pot uns emanación que no altera al "Uno" (es inalterable). Pero la "emanación" no es una creación en el sentido estricto (al menos no en el sentido cristiano) ni tampoco refiere a un pateísmo a secas porque el Uno no es el Todo.
Primera emanación: la inteligencia
La primera emanación del Uno es la Inteligencia, que ya no es una unidad perfecta sino una díada puesto que distingue entre sujeto y objeto. Conoce al Uno y se conoce a sí mismo, así puede conocer a todas las cosas pero no en una sola idea sino en una multiplicidad de ideas. Se ve claramente la influencia platónica. Incluso Plotino lo compara con el Demiurgo Platónico (auque también recuerda al dios de Aristóteles que es "pensamiento del pensamiento")
Segunda emanación: El alma del mundo
El Alma del Mundo emana de la inteligencia y es un puente entre el mundo inteligible y el sensible. Si bien conoce la s ideas de la inteligencia (quenque no al Uno), por el otro, contiene las razones de todas las cosas. De ella proceden todas las almas y todas las formas de los seres sensibles. Se advierte la influencia estoica: ella gobierna como Providencia el mundo corpóreo. Este, es concebido como un enorme animal en el cual todos los seres vivientes poseen un alma y el todo está animado por el alma del mundo que es armónico y bello.
Tercera emanación: la materia
Se contrapone el Uno=Luz a la Materia=Oscuridad. La materia es lo contrario al Uno. Pero iluminada por la forma, es el substrato de todos los seres corporeos (influencia de la teoría hilemorfista aristotélica).
Para Plotino, la materia es el principio del mal (influencia orfista y pitagórica) sin que por esto llegue a despreciar el mundo corpóreo. Porque éste, gracias a la forma y al Alma del mundo, es algo bueno en su conjunto.
EL ORIGEN DE LA CULTURA OCCIDENTAL
EL MUNDO GRECORROMANO
Joaquín Fernández Pérez
Aunque el origen de nuestra cultura occidental se puede remontar a épocas
anteriores a Grecia y la misma cultura griega bebió en fuentes más antiguas
pertenecientes a otras civilizaciones, se tiene que reconocer que el origen del
conjunto de hechos, escritos, modos de pensar e interpretar y hasta el modo
de enfrentarse a los problemas de la naturaleza se encuentra vinculado a lo
que llamamos mundo grecorromano. Una mezcla formada por la más antigua
cultura occidental, que se remonta al siglo VI antes de nuestra era, y la que
correspondió al mundo romano, también helenista. Los romanos cultos se
expresaban en griego y aunque el latín es una nueva lengua que se habló en
toda la cuenca mediterránea y en lugares más remotos, el griego prevaleció
como lengua culta en la literatura y en el conocimiento científico y técnico.
Las influencias posteriores de otras culturas de otros continentes no han
alterado nuestra cultura, lo cual no quiere decir que con el tiempo cambien las
cosas. Pero además, hasta hoy, la cultura occidental se ha ido imponiendo, a
veces por la fuerza y en otras ocasiones por influencias comerciales, en otros
continentes. Hay muchos pueblos que conservan algunos rasgos de sus
culturas primigenias, alejadas de la cultura occidental y hay otros muchos en
los que se ha constituido una amalgama de culturas. En muchos casos y, sobre
todo, en la ciencia la cultura occidental es preponderante y es la que ha
marcado como hacer las cosas y tiene una influencia innegable en las
restantes. Todo esto justifica el que se le de una importancia mayor que a otras
culturas, como la india o la china, que no dejan de ser por ello importantes en
otros contextos distintos al de la ciencia. El conocimiento científico tiene sus
raíces en el mundo grecorromano. El modo de pensar y de analizar los hechos
también.
A pesar de lo dicho gran parte del mundo griego se fundó en sus ciudades
asiáticas, situadas en la costa occidental y meridional de la actual Turquía,
aunque al transcurrir el tiempo pasaría a tener preponderancia la península
griega y, sobre todo, la ciudad de Atenas o el extremo de la península itálica
que constituyó la Magna Grecia. Los griegos fundaron colonias, muchas de
ellas comerciales, por muchos lugares de la costa mediterránea y llegaron a
ser un pueblo emprendedor y sabio.
Algunos han señalado que el surgimiento de Grecia, como conjunto de
ciudades relacionadas con una lengua y una cultura común, constituyó un
hecho sorprendente en la historia. No han existido muchos pueblos con su
pujanza económica o con su espectacular desarrollo en las artes y en la
ciencia. Sarton el responsable de los inicios y brillante desarrollo de la historia
de la ciencia señala que la denominación de “milagro griego”, sin reflejar hecho
sobrenatural alguno, expresa una condición insólita en la historia de nuestra
cultura, que sigue dejándonos perplejo por ser difícil de explicar. Es por ello ii
que la cultura griega triunfa de manera sorprendente, no solo en la cuenca
mediterránea y algunos lugares asiáticos, sino que llega en su expansión
posterior a configurar en gran medida la base de nuestro mundo occidental.
Mundo, que por ahora y con toda probabilidad para siempre, es único para la
ciencia. Hay diversas explicaciones para explicar este hecho. Unos señalan la
sociedad innovadora que representan los griegos sobe otras sociedades más
conservadoras, otros, los historiadores de la tecnología, señalan la importancia
que tuvo el dominio de la metalurgia del hierro, cuyo primer desarrollo se debe
a los Hititas, pero que el esplendor lo alcanzan las ferrerías griegas, otros han
señalado el éxito en la difusión de los cultivos mediterráneos (cereales, olivo y
vid) y la creación de zonas adehesadas para el ganado extensivo, otros han
defendido como causa de este éxito el espíritu comercial y por fin otros creen
que la explicación reside en la tolerancia y un sistema de gobierno democrático
que se llegó a consolidar en muchas ciudades griegas. Esto último hubiera
permitido el desarrollo de nuevas ideas, siempre imprescindibles para el
desarrollo económico y social de los pueblos y sus culturas. Es muy probable
que se puedan exponer otras muchas causas y que ninguna de ellas sea la
única, sino más bien la suma de todas ellas, que confluyen en un momento
determinado con la idea de pueblo con historia y una lengua común vertida en
numerosos escritos históricos y literarios. La solidez del pensamiento griego es
una buena prueba de su pujanza económica y el éxito de sus estructuras de
gobierno y de relación entre los ciudadanos y sus gobernantes.
Como aquí lo que nos interesa es lo que concierne al conocimiento científico,
aunque haremos alusión a otros aspectos de la cultura, repasaremos algunas
de los más importantes testimonios que nos han llegado de los sabios griegos y
que configuraron algunos hitos de la forma de pensar en ciencia de una
sorprendente originalidad y profundidad. Representan la base de nuestro
pensamiento occidental, a pesar de que la única interpretación posible es la
que podemos hacer con nuestro actual conocimiento de estos asuntos
científicos.
Tales de Mileto (circa 624 -548-545 Axto), el primer científico griego que
conocemos por su nombre, es un buen ejemplo de algunos comportamientos
científicos que han perdurado hasta nuestros días. Como otros filósofos (de
filos = amante y sofos = saber, amante del saber) griegos presocráticos sólo
tenemos unos pocos testimonios de otros escritores y filósofos griegos
posteriores. Todos reconocen que fue uno de los sabios de Grecia y además
siempre lo sitúan en el primer lugar para distinguirlo del resto. Este hecho
muestra la predilección por este gran científico de la antigüedad clásica. Este
conocimiento parcial, al no contar con escritos suficientes y menos con una
obra completa de referencia, ha creado serios problemas para valorar la
contribución de Tales o de estos primeros filósofos, pero no ha impedido que
podamos comprobar el alcance y la importancia de esos escasos testimonios
de su quehacer científico.
En el caso de Tales hay cierta leyenda, que tendrá parte de realidad y parte de
invención, pero nos podemos preguntar si, como ocurre en la historia mejor
documentada ¿no hay una parte de realidad, otra de ficción y otra de
interpretación? La falta de documentación no debe impedir y menos hacernos iii
renunciar a nuestro conocimiento de este primer gran sabio, filósofo y científico.
De hecho algunas de las atribuciones que se han asignado a Tales nos hacen
verlo como una persona sensata, alguien al que todos consultaban por su
sabiduría y, también, como un científico que supo resolver problemas de cierta
envergadura técnica. De todo se tratará a continuación, pero también debemos
resaltar que llega a una síntesis de gran riesgo, cuando como otros científicos
y filósofos presocráticos, trata de atribuir al agua ese principio de todas las
cosas por su importancia para la vida y otros fenómenos de la naturaleza y por
su capacidad para, de forma natural, presentarse en los tres estados de líquido,
sólido en forma de hielo o gas en forma de vapor. El agua sería para Tales el
principio esencial en la naturaleza, que a su vez se relaciona con los restantes
elementos (aire, tierra y fuego) para transformarlos y con ello ofrecer la
multiplicidad de estados, combinaciones y mezclas posibles.
Sobre su sensatez hay un testimonio que se refiere a su recomendación de
postergar una batalla entre griegos y persas dado que se avecinaba un
fenómeno singular al iniciarse la confrontación. La insensatez siempre ha sido y
será la guerra. Cuentan algunos que Tales sabía reconocer el momento en el
que se podía producir un eclipse de sol. Ese acontecimiento astronómico, que
probablemente habían conocido antes los astrónomos de las culturas fluviales
mesopotámicas, el período sinodal entre dos eclipses es de 18 años y 11 días,
sirvió para que el gran sabio de Mileto consiguiera convencer y atenuar el ardor
de los combatientes, aunque fuera momentáneamente, sirviéndoles esta tregua
para reflexionar sobre el terror, la muerte o el sufrimiento, que podían
desencadenarse. Entre esos dos pueblos vecinos había surgido un
enfrentamiento por razones económicas. Sus relaciones se habían vuelto
insostenibles, avivadas por el odio de una revalidad secular entre oriente y
occidente. Persas y griegos seguirían enfrentándose por el dominio del
Mediterráneo muchos años después hasta que diferentes batallas acabaron
con el triunfo griego después del desastre naval persa en Salamina. Tales,
hombre respetado por todos, con su sensatez y con su audacia de anunciar
ese día – fue el 28 de mayo del 585 AXto. - en el que la luz palidecería, había
conseguido posponer un enfrentamiento, que solo traería malas consecuencias
a ambos pueblos.
El “teorema de Tales” que todavía conserva su nombre relaciona dos triángulos
semejantes y servía para algunas aplicaciones notables. Gracias al teorema de
Tales los navíos de cabotaje podían establecer con precisión su posición ene l
mar conociendo el ángulo que formaba el triángulo formado por tres rectas que
se cortaban en el barco, y en dos lugares conocidos, como podían ser dos
promontorios de la costa cuya distancia también era conocida por el navegante.
De esa forma conocido el ángulo por el navegante y esa distancia entre dos
puntos podía averiguar su exacta posición el mar o su distancia a un puerto
determinado. Este es el mismo sistema que siguieron utilizando hasta nuestros
días otros navegantes utilizando los faros o los radiofaros. Incluso en la
actualidad el principio de medida de un G.P.S. es el mismo, pero ya los puntos
de referencia son satélites muy alejados e invisibles a nuestros ojos.
Con la aplicación de los mismos principios de relación entre dos triángulos
semejantes podía calcularse la altura de una montaña o de un edificio iv
colocando un observador en cualquier lugar del que se pudiera estimar su
longitud a la base del objeto del que se pretendía medir la altura.
Por último cabe señalar otra leyenda en torno a otro gran éxito de este sabio y
que tiene que ver con la vida económica. Se cuenta que algunos
contemporáneos de tales le achacaban su dedicación exclusiva a los
conocimientos básicos y que no le prestaba mucha atención a los problemas
cotidianos, por ejemplo se le llegó a sugerir si aplicando su sabiduría no podría
convertirse en un hombre rico o, al menos, tener algún éxito económico. Al
parecer Tales no tenía una especial predilección por los negocios, pero para
demostrar que el conocimiento científico puede ser imprescindible para ello, se
planteó demostrarlo a sus conciudadanos, sobre todo aquellos que veían en
su trabajo sólo futilidad y ninguna aplicación económica. Tales estudió la
floración del olivo y llegó a la conclusión de que una mejor floración, si las
restantes variables no se alteraban mucho y no había heladas, significaba una
buena cosecha de aceituna. Ni corto ni perezoso una vez comprobada una
excelente floración arrendó todas las almazaras de aceite que pudo antes de
iniciarse la cosecha y cuando esta llegó las realquiló a mayor precio. Arrendó
barato y luego vendió a más precio, la regla de oro de cualquier comerciante, lo
que le permitió obtener grandes ganancias. Todos se asombraron de su astucia
para los negocios, pero sobre todo de que el saber puede ser una importante
fuente de riquezas. Tales no continuó con los negocios, ni tampoco hay que
deducir de esta historia que cualquier científico que se lo proponga puede legar
a ser rico, pero si es un buen ejemplo de la utilidad del conocimiento, cosa que
saben todos los buenos empresarios. La ciencia y la técnica, el conocimiento
es una buena fuente para generar riqueza y los sabios griegos supieron
apreciar esa relación, que pasado el tiempo se reconoció como ajena a la
supuesta “pureza” o “independencia” del conocimiento científico.
Basten estas muestras sobre nuestro científico más antiguo para valorarlo. Por
tanto sensatez, relación con el tejido productivo, desarrollo de conocimiento
básico y sus aplicaciones a la navegación o la medida y por último búsqueda
de principios generales que sirvan para explicar el mundo y desvelar en general
sus leyes. Señalemos que en ningún momento Tales hace mención de lo
sobrenatural para explicar los fenómenos de la naturaleza. Además una última
característica de este sabio, tuvo discípulos a los que enseñó a pensar y a lso
que estimuló para que siguieran otras nuevas indagaciones y hasta le
superaran o le criticaran. Este último elemento el de la tradición científica
también vislumbró que era esencial para dar continuidad a una manera de
hacer conocimiento científico en un ambiente de tolerancia. Sin tradición y sin
tolerancia es muy difícil desarrollar la ciencia.
Discípulo de Tales de Mileto fue Anaximandro de Mileto (610-545 AXto), se
sabe que escribió una obra titulada Peryphyseos (Sobre la naturaleza), que fue
leída por Apolonio en el S. II Axto. Luego se debió perder, pues nadie más ha
dado cuenta de ella. Anaximandro era un científico experimental que efectuó
numerosas mediciones con un instrumento muy sencillo llamado gnomon, una
vara que servía para medir las sombras de la salida y la puesta de sol. Con tan
sencillo instrumento estableció los Solsticios de invierno (la sombra mínima) y
de verano (la sombra máxima), fenómeno relacionado con la inclinación del sol v
en relación con el Ecuador. Con la misma sencillez definió los Equinoccios
(igual sombra al amanecer que al atardecer). También en este mismo tratado
definió la Eclíptica o trayectoria del Sol a través de las 12 constelaciones.
Tal vez estimulado por su maestro llegó ala conclusión de que el principio
general sobre el que se construía la naturaleza le llamó apearon, que puede
tener varios significados: lo intangible, lo indeterminado, lo infinito, lo indefinido
o lo inexplorado. Quedarse con alguno de estos significados mermaría su
interés por definir lo que queda oculto a nuestro deseo de explicación.
Podríamos aventurarnos en considerar que Anaximandro se refería a ese
secreto que nunca conseguirá el hombre desvelar y que siempre queda oculto
por mucho que uno se aproxime a entender el universo.
Par Anaximandro el tiempo era infinito y el espacio ilimitado. Estas
consideraciones tienen una profundidad de pensamiento insólita para la época
y no vuelven a plantearse hasta tiempos muy modernos.
También se le atribuyó su consideración de que los animales fueron en su
origen acuáticos y cubiertos con una cáscara (phloios) habían podido sobrevivir
en la tierra.
Todas las explicaciones de Anaximandro nos muestran una capacidad de
superar explicaciones banales o de sentido común, para tratar de explorar
nuevas explicaciones naturales. Esto mismo harían otros presocráticos en el
siglo VI antes de nuestra era.
No podemos aquí dejar de citar a Pitágoras de Samos (582-497 AXto.)
Discípulo de Tales según sus biógrafos (Diógenes Laercio, Porfirio y Jámblico),
la tradición le atribuye el crear una Secta o Hermandad Pitagórica, en la que se
exigía a sus adeptos un ascetismo, unas reglas dietéticas (no podían consumir
carne, pescado, habas, vino y otros productos), debían vestir con tejidos
sencillos confeccionados con fibras vegetales, no podían llevar calzado y otras
reglas propias de estos grupos en los que la mayor exigencia era el
conocimiento de las matemáticas. Según se cuenta Platón, siglos más tardes
requería a sus alumnos el conocimiento de la Geometría como requisito par
recibir sus enseñanzas en la Academia de Atenas. Los pitagóricos, según se
cuenta admitían la transmigración de las almas, la vida como destierro y hasta
fueron adquiriendo una ideología política, un proceso iniciático para pertenecer
ala secta y hasta un martiriologio del que el propio Pitágoras fue la primera
víctima. Toda esta historia puede haber sido inventada por sus enemigos, pero
algo debió distinguir a Pitágoras y sus seguidores porque Aristóteles en el siglo
IV antes de nuestra era, es decir, 200 años después todavía escribió que
Pitágoras “..trabajó primero en Matemáticas y Aritmética y acabó admitiendo la
milagrería”. Con todo este gran matemático presocrático representa uno de los
primeros científicos fascinado por los números o las reglas internas de los
mismos. Para él los números reales podían explicar la naturaleza. Inició el
análisis de la multiplicidad o de las figuras geométricas. Y llegó a estar
convencido de que la naturaleza se puede desvelar con los números y sus
relaciones, al igual que las formas se pueden mensurar con la geometría.